Marcándonos un Waka Waka

Por África González Gómez

Aquí no hay quien se mueva a mediodía, por el pegajoso calor húmedo tropical, por lo que aprovechamos para charlar con el H. Valentin, un comboniano italiano de 88 años que ha pasado más de media vida en Sudán. Fue expulsado en 1964, junto a más de 300 misioneros por el régimen militar de Ibrahim Abboud, que promulga una Ley sobre la Actividad Misionera que supone una auténtica persecución a la actividad misonera. A eso de las 6:00 de la tarde, mi compañero Luis Esteban y yo nos vamos a conocer lo que aquí llaman Juba Town, es decir el casco antiguo, la ciudad controlada por el Gobierno de Jartum durante los largos 20 años de guerra, antes de que, en 5 años, esta ciudad se convirtiera en la capital de Sudán Meridional.

Juba es la sede del Gobierno del Movimiento por la Liberación del Pueblo de Sudán, antigua guerrilla rebelde reconvertida en partido político tras los históricos Acuerdos de Paz de 2005. Ante las inminentes perspectivas de una casi segura secesión, Juba está creciendo por momentos en habitantes, edificios gubernamentales, hoteles y presencia de ONG internacionales como Oxfam International, CAFOOD, la USAID (Organismo para la Cooperación Oficial de Estados Unidos) y la OCHA (la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU)…

Podemos observar un montón de edificios a medio construir, bancos, delegaciones de cada uno de los diez estados en que está dividido el sur, viviendas unifamiliares muy nuevas… Pero, a pesar de la imagen de ciudad en pleno crecimiento, también aquí comienza a haber contrastes, adentrándonos un poco por las calles adyacentes a la calle principal, vemos casitas de bambú y sacos, en donde viven en pequeños barrios familias retornadas en busca de un porvenir que todavía no encontraron. Sin embargo, en Juba no hay niños de calle, ni tampoco mendicidad. Eso sí, los militares, policías nacionales, municipales y hombres de seguridad abundan por doquier.¡Qué pena de fotos…!

Una vez cogido el camino de la rivera del Nilo, vemos a un grupo de unos 10 o 12 niños jugando al futbol en un descampado improvisado, eso sí, de césped natural, puesto que es la época de lluvias y la naturaleza verdea exuberante. Todos tienen entre 6 y 10 años. Cuando nos acercamos a saludar sonríen tras el “hello, hi, how are you” y poco más. Aquí los críos y la gente común no sabe casi hablar inglés, saben su lengua local o el árabe. Pero la sonrisa es un talismán universal. Se vuelcan en el partido, se tiran al césped cuando fallan y cuando uno de ellos mete un gol se pone a cantar el Waka Waka. Le sigo, intentando inventarme una letra que no me sé y una melodía que no domino mucho…De repente se quedan todos mirándome, alucinados y estallan en una colectiva y sonora carcajada. Estos críos despreocupados, espontáneos, alegres y llenos de vitalidad fueron el regalo del día más entrañable. Los niños de sur Sudán, con todo el futuro por delante, como esta joven nación que comienza a gestarse, me volvieron a corroborar en mi convicción de que África es el continente del futuro.

Acerca de Entre Kenia y Sudán Meridional

Los redactores de la revista Mundo Negro Luis Esteban Larra y África González nos cuentan su viaje por Kenia y Sudán Meridional.
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