Monstruos de la Misión

Por Luis E. Larra Lomas

Ya dijo alguien que “el sueño de la razón produce monstruos”, y yo, parafraseando esta frase que da título al célebre grabado de Goya, afirmo que el sueño de la Misión también produce monstruos… misioneros, por supuesto. Aquí, en Juba, se pueden ver algunos de ellos.

Así, por ejemplo, la Hna. Paula Moggi, una comboniana italiana que coordina la red de emisoras de la Radio Católica de Sudán Meridional. Esta misionera, pequeña de estatura pero grande en humanidad, tiene que “pelear” con los políticos y con los obispos del sur de Sudán para hacer ver a unos y a otros, aunque por distintos motivos, la necesidad de la radio como instrumento al servicio de la evangelización y de la identidad del pueblo sudanés del sur. Con una amplia sonrisa y un entusiasmo contagioso, la Hna. Paula tiene claro que lo más importante en este momento para la Iglesia y la sociedad en Sudán Meridional no es correr solos sino caminar juntos, como nos decía en nuestro encuentro con ella.

Otro ejemplo de esfuerzo misionero titánico que hemos conocido durante nuestra estancia en Juba: el del jesuita norteamericano Michael Schueltheis, vicecanciller de la Universidad Católica de Sudán. A él se debe, a petición de los ocho obispos sudaneses sureños, la puesta en marcha de esta institución académica, que desde hace dos años ofrece formación de momento a un reducido grupo de estudiantes en Juba y Wau en condiciones precarias pero dignas.

Me dicen que este religioso experto en Economía vive en una habitación que sería una vergüenza para cualquier autoridad académica europea de su mismo rango, pero, con la experiencia de haber hecho algo similar anteriormente en Ghana y Mozambique, elabora los planes de estudio, busca profesores en otros países, monta contenedores que sirven de biblioteca y muestra el proyecto del nuevo edificio de la universidad convencido de que el futuro de Sudán Meridional pasa por una formación universitaria de calidad.

Una de las muestras misioneras más novedosas ha sido la de los religiosos y religiosas del proyecto Solidaridad con Sudan Meridional (SSS), una iniciativa aprobada en 2004 por los superiores y las superioras generales durante la celebración en Roma del Congreso Internacional de Vida Consagrada, de la que ya les ha hablado África, mi compañera de viaje. La iniciativa se puso en marcha poco después de aquel año y ha dado como resultado, entre otros, un cambio de paradigma en la vida religiosa que, no por nada, ha tenido que venir de esta zona del continente africano. Se trata de una comunidad mixta, intercongregacional y multicultural, es decir, de una fraternidad de religiosos y religiosas de diferentes congregaciones y varios países que viven bajo el mismo techo.

Esta peculiar comunidad de consagrados y consagradas nos recibe en la casa que comparten muy cerca de las oficinas del arzobispado de Juba. La forman dos claretianos de Sri Lanka y Estados Unidos, tres religiosas de Nuestra Señora de las Misiones de Vietnam, Myanmar y Kenia, y una religiosa norteamericana de la congregación de Nuestra Señora. Por si fuera poco, al final de nuestro encuentro se une un religioso australiano de las Escuelas Cristianas (Hermanos de La Salle).

Después de contarnos su trabajo en el campo de la educación y de la salud, en el desarrollo agrícola, en favor de la mujer y en la promoción de la justicia y la paz, les comento que parecen felices, y todos a la vez sonríen, confirmando con este gesto generoso y amplio mi apreciación.

Dejo para el final, aunque la lista es más grande y tendrá seguramente una continuación, el botón de muestra de John Webootsa, de 35 años, sacerdote comboniano de Kenia. No está en Juba, donde nos encontramos ahora, pero le conocimos en Nairobi, y volveremos a verle antes de regresar a Madrid. Si tuviera que definirle con un titular, diría: “De vocación, sus slums”. Para quien no lo sepa, los slums son los macro barrios marginales de grandes ciudades africanas, como Nairobi, donde Kibera y Korogocho son los mas conocidos.

John es uno de los tres miembros de la comunidad de inserción que vive precisamente en Korogocho: dos italianos y un africano, es decir, él. Además coordina la red de actividades de las parroquias que trabajan en todos los slums de Nairobi. La realidad de violencia, sida y pobreza es cruda y cruel, pero John es un hombre de fe y de esperanza. Le ofrecieron trabajar en otro sitio, en Perú, donde se formó, pero eligió Nairobi, no porque tenga necesidad de ser profeta en su tierra sino porque desde el comienzo de su vocación vio claro que había sido llamado para trabajar en los slums. Un monstruo, vamos.

Acerca de Entre Kenia y Sudán Meridional

Los redactores de la revista Mundo Negro Luis Esteban Larra y África González nos cuentan su viaje por Kenia y Sudán Meridional.
Esta entrada fue publicada en Crónica de Luis Esteban Larra y etiquetada , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Monstruos de la Misión

  1. Elena Martín dijo:

    Luis Esteban, me alegro que seas nuestros ojos en ese país tan castigado y no siempre conocido. Me alegro especialmente porque más allá de la objetividad tienes la suficiente sensibilidad para apreciar y transmitirnos los valores de «los monstruos», esas personas que se empeñan en que la Iglesia continue cumpliendo su misión:hacer el bien, pase lo que pase y pese a quien pese. Gracias.
    Seguiré atenta al blog.

Deja un comentario